Hay una creencia creciente de que las tecnologías y los datos digitales pueden ser un bien público compartido y que, si existe una inversión compartida tanto en su creación como en su mantenimiento, el resultado es más favorable a nivel social.
Los bienes públicos digitales (Digital Public Goods, DPG), como los sistemas de gestión de historiales de salud electrónicos, y la infraestructura pública digital (Digital Public Infrastructure, DPI), como sistemas de pago e identidad, utilizan fuente abierta, están siendo utilizados para prestar servicios nacionales esenciales, contribuir a las transformaciones digitales nacionales y alcanzar las Metas de Desarrollo Sostenible.
En Digital Impact Alliance (DIAL), calculamos que hay alrededor de 500 proyectos de software de fuente abierta activos enfocados en objetivos sociales relacionados con las Metas de Desarrollo Sostenible. A pesar de esto, muchos proyectos tienen problemas con la viabilidad a largo plazo. En una encuesta reciente de los socios de fuente abierta de DIAL, el 94 % manifestó que su principal desafío era la dotación de recursos para la sostenibilidad.
Es un desafío que, con frecuencia, ha sido pasado por alto. ¿Quién es responsable del mantenimiento y de la gestión de un bien público? ¿De qué manera protegemos nuestros activos digitales de propiedad comunitaria a través del desarrollo? Esencialmente, ¿cuál es nuestro plan a largo plazo para respaldar un activo que tiene la finalidad de durar años, no meses?
Podemos aprender lecciones importantes si observamos de qué manera mantenemos la infraestructura física, como parques, carreteras y puentes. Los gobiernos invierten en infraestructura física esencial, pero una vez construida, los flujos de ganancias, como impuestos y peajes, la mantienen.
Las DPI y los DPG se enfrentan a desafíos de sostenibilidad similares.
Analicemos una analogía que demuestra de qué manera los esfuerzos para mantener los bienes públicos con frecuencia fracasan. Por lo general, un parque nuevo es, en principio, una inversión del gobierno. Luego, el gobierno puede dar concesiones a empresas privadas, como una heladería, para que utilicen la infraestructura básica del parque para el bien público. El desarrollo de atracciones públicas en el parque crea una buena experiencia del cliente, lo cual mejora la inversión inicial de la ciudad. Los planificadores de la ciudad piensan que las atracciones atraerán las visitas de más familias y las ganancias pueden ayudar a subsidiar el mantenimiento del parque. Desde el punto de vista de la heladería, la inversión inicial es una gran oportunidad y cuando abre, atrae a muchos niños que desean un bocadillo fresco. Entonces, todas las partes declaran el éxito. La tarifa que la tienda le paga a la ciudad, combinada con el dinero de los impuestos, cubre
los costos generales y el mantenimiento del parque. Durante algunos años, todo marcha bien: muchas personas visitan el parque, la heladería genera ganancias y el parque está bien mantenido.
No obstante, después de algún tiempo, el entusiasmo por el parque desaparece, los diseñadores de la ciudad se enfocan en nuevos proyectos y, finalmente, el presupuesto para el funcionamiento del parque se acaba. La infraestructura del parque se deteriora: ya no se brinda mantenimiento a los espacios parquizados y los juegos comienzan a oxidarse. Sin fondos de la ciudad disponibles y con pocos ciudadanos haciendo trabajos de voluntariado en el parque, la heladería se enfrenta a una decisión clave: ¿cierra el negocio o asume más responsabilidades? Todo su negocio depende de la capacidad del parque de atraer nuevos visitantes. Su rentabilidad y capacidad de prestar sus servicios depende de una protección responsable del parque.
En otras palabras, las heladerías son organizaciones y personas que asumen una responsabilidad financiera y directiva muy grande que requiere mantener en funcionamiento una plataforma digital. En DIAL, hemos visto esto con desarrolladores de muchos DPG y DPI. A veces, se ha tratado de universidades, organizaciones no gubernamentales (ONGs), personas o gobiernos. A veces, han sido ONG como la Iniciativa Mifos y la Fundación Mojaloop, quienes protegen las herramientas de inclusión financiera de fuente abierta. A veces, se ha tratado de empresas como Get ODK Inc., quienes respaldan proyectos de recopilación de datos, u Ona Systems Inc., quienes mantienen la plataforma de atención médica de primera línea OpenSRP.
Lo que todas han tenido en común es que, una vez que se acabó la financiación de los donantes que se utilizó para crear la plataforma de software, se encontraron en la posición de ser el usuario con mayor inversión. Esto significa que, con frecuencia, terminaron asumiendo la principal (o la única) responsabilidad de mantener y mejorar la plataforma para poder continuar funcionando.
Creemos que tanto la raíz del desafío como su solución radican en aclarar las responsabilidades de gobernanza. Existen 2 modelos principales actualmente en uso:
1. Un único proveedor de confianza
En este modelo, el encargado de mantenimiento de facto de la plataforma digital con frecuencia se convierte en el único encargado de mantenimiento legal. Es posible que aspire a conseguir caudales de ganancias comerciales, cuotas de membresía o financiación
de subvenciones. Si bien la concesión puede seguir siendo de fuente abierta, hay un único proveedor dominante, lo que significa que la participación comunitaria es más compleja, dado que con frecuencia requiere la asignación o transferencia de derechos de autor de parte de los contribuyentes. Aunque frecuentemente este es el camino más sencillo para alcanzar la sostenibilidad, plantea la pregunta sobre si un enfoque de proveedor único hace que el término bienes digitales “públicos” no sea preciso.
2. Regido por la comunidad
Con este enfoque, los bienes digitales públicos deben establecer custodios que estén claramente autorizados y legalmente capacitados para el gobierno en pro del interés público. Volviendo a la heladería: supongamos que el propietario le solicitó a la ciudad celebrar una reunión comunitaria en la que todos los asistentes aceptaron que el parque era un bien público esencial. Juntos, establecieron una entidad con una junta para proteger el parque. La junta recopiló opiniones de la comunidad, movilizó a los voluntarios para ayudar a limpiar el parque y recaudó fondos de los negocios y los ciudadanos locales.
De la misma manera, para crear un sistema sostenible de herramientas de fuente abierta mantenidas por la comunidad, debemos incorporar estructuras de custodia con mayor frecuencia. La estructura de custodia de la Fundación Apperta para proyectos de salud de fuente abierta es un modelo para los bienes públicos digitales. Además, la identificación de fuentes para el respaldo financiero y las contribuciones principales, y un sistema para gestionarlos, continúa siendo una tarea compleja para quienes mantienen los proyectos. Este desafío debe resolverse para que las inversiones desplieguen su potencial total.
A medida que los donantes continúan invirtiendo a nivel mundial en DPI que prosperarán, DIAL promueve lo siguiente:
Mecanismos de financiación para un apoyo esencial a largo plazo.
Fundaciones independientes para actuar como domicilios fiscales legales y custodias independientes.
Procesos de gobernanza comunitaria adecuados y fáciles de implementar.
Plataformas para facilitar el trabajo de voluntariado y la contribución.
Ya hay iniciativas que respaldan los bienes públicos digitales y deben trabajar en colaboración para continuar fortaleciendo estos sistemas de apoyo. Los Principios para el Desarrollo Digital, también protegidos por DIAL, brindan orientación sobre el diseño de la sostenibilidad a largo plazo. Digital Square del Programa de tecnologías adecuadas en materia de salud (Program for Appropriate Technology in Health, PATH) ofrece responsabilidades de protección en el sector sanitario. La alianza con GovStack alinea los DPG para orientar la transformación digital del gobierno nacional. La Alianza de Bienes Públicos Digitales mantiene el estándar de los DPG y crea consciencia sobre los DPG y apoyo hacia ellos. La Plataforma Modular de Identidad de Fuente Abierta (Modular Open Source Identity Platform, MOSIP) y Mojaloop, entre otros, están marcando el camino para otros proyectos futuros.
Si bien estos programas respaldan los DPG, debemos hacer más. No es suficiente solo con desarrollar bienes públicos digitales en colaborativamente. El ecosistema también debe cooperar en su mantenimiento. El establecimiento de un mecanismo de financiación, una fundación independiente y una plataforma de contribución voluntaria son intervenciones que impulsarán el escalamiento, el uso y el impacto de los bienes públicos digitales.
Heath Arensen Director en la Digital Impact Alliance